Partiendo de ese punto procederemos a enfocarnos en
la relación que tiene la salud mental con la actual era digital. Si bien es
cierto que el esplendor de la era digital ha ayudado en la manera de
comunicarse a larga distancia y de igual manera ha ayudado a que las personas
tengan un mejor acceso a la información y por consiguiente que puedan recibir
ayuda psicológica con mayor facilidad; aun así, no podemos tapar el sol con un
dedo. Es verdad que la era digital, las redes sociales y la tecnología han traído
muchos beneficios a la sociedad, pero, de igual forma también ha sido una de
las principales causas del deterioro de la salud mental en los jóvenes.
Entonces podemos afirmar que el impacto que ha tenido las redes sociales en la
salud mental de los jóvenes ha superado a sus beneficios, por las siguientes
razones.
Sabemos que, en la actualidad, la tecnología está cada vez más presente en nuestras vidas, especialmente entre los estudiantes universitarios, quienes la utilizan como una herramienta para buscar información y realizar trabajos académicos. Sin embargo, esta relación activa con la tecnología también puede convertirse en una fuente de distracción y procrastinació. Las redes sociales, la televisión, los juegos por internet, las apuestas en línea y otros tipos de contenidos digitales resultan ser muy atractivos y consumen una gran cantidad de tiempo, lo que lleva a posponer tareas importantes en el estudio o en las responsabilidades personales. Natividad (2014) mencionó que la procastinación está íntimamente relacionada con el estrés académico, ya que se da cuando el estudiante siente la precisión del tiempo, lo que ocasiona que las tareas no cumplan con sus expectativas académicas y luego se sientan frustrados. Además, de que la procastinación digital tiene distintas consecuencias negativas, puesto que disminuye la productividad, dificulta el proceso de aprendizaje y reduce el rendimineto académico.
Añadiendo que la disponibilidad omnipresente de dispositivos digitales y la proliferación de aplicaciones y redes sociales han propiciado el surgimiento de comportamientos adictivos relacionados con la tecnología. Estas adicciones afectan la salud mental, como depresión, ansiedad y disminución de la autoestima. Además, la validación social y el miedo a perderse algo importante impulsan aún más la adicción a la tecnología, lo que repercute significativamente en el bienestar personal.
Las tecnologías de la
información aportan beneficios para el desarrollo de las habilidades de los
niños y adolescentes, pero, cuando su uso es indebido este puede convertiste en
un potencial factor adictivo (Carmenate y Marín, 2021). El uso excesivo de dispositivos digitales lleva al aislamiento social, puesto
que se prefiere interactuar a través de pantallas en lugar de tener conexiones cara a cara. La comunicación no verbal, el lenguaje corporal y las habilidades de empatía ese ven afectadas cuando nos acostumbramos a la
comunicación a través de dispositivos digitales,
lo que disminuye la interacción social y aumenta la sensación de soledad. La
dependencia excesiva reduce la capacidad para realizar tareas cotidianas lo que
a futuro afecta negativamente la confianza y autoestima.
Continuando con la línea de la confianza y la
autoestima, los estereotipos influyen indirectamente con esta. Cantor-Silva et.
al (2018) define a los estereotipos como ideas simplificadas y generalizadas
sobre un grupo de personas, que se basan en prejuicios y no en evidencias.
Estos además de afectar la autoestima de los más jóvenes, también influyen en
su identidad, aspiraciones y relaciones, limitando su desarrollo personal y
social. Por ejemplo, estos suelen desarrollarse mediante la publicidad y los
filtros tecnológicos de las redes sociales que establecen una serie de modelos
estéticos y roles de género llenos de estereotipos y prejuicios sobre lo que es
bello y lo que no, lo que triunfa y lo que no. Estos modelos se basan en
criterios arbitrarios y excluyentes, que ignoran la diversidad y la
singularidad de cada persona. Los jóvenes pueden sentirse presionados a seguir
estos modelos para ser aceptados o valorados por sus pares o por la sociedad en
general. De igual manera estos estereotipos también se generan directamente por
los influencers, que son personas que tienen una gran cantidad de
seguidores en las redes sociales y que generan contenido que suele ser
llamativo, fácil de consumir y que busca generar adhesión. Estos en muchos
casos no tienen idea del impacto que su contenido genera en la salud mental de
sus seguidores, especialmente si se trata de niños y adolescentes. Los influencers pueden
transmitir valores, actitudes y comportamientos basados en estereotipos que
afectan la autoimagen, la autoconfianza y la autenticidad de los jóvenes.
Además, crean una falsa sensación de cercanía o amistad con sus seguidores, lo
que puede genera dependencia emocional o frustración.
También es importante hablar de los diversos
problemas que generan en la personalidad y en la manera en la que se relacionan
los jóvenes con su entorno. Algunos ejemplos que podemos mencionar son; en
primer lugar, la baja autoestima y autoconfianza, debido a que ellos llegan a
sentirse insatisfechos con su apariencia, su personalidad, sus habilidades o
sus logros, al compararse con modelos irreales e inalcanzables que se promueven
en las redes sociales, esto afecta su autovaloración y su seguridad en sí mismos.
En segundo lugar, los jóvenes suelen tener dificultades para reconocer sus
fortalezas, sus potencialidades y sus proyectos de vida. También tenemos que
tener en cuenta los trastornos alimentarios y de salud mental, que se
manifiestan en el desarrollo de conductas poco saludables para intentar
ajustarse a los cánones de belleza y éxito que se imponen en las redes
sociales, debido a esto ponen en riesgo su salud física y mental por seguir
unos ideales distorsionados e incompatibles con su bienestar. En tercer lugar,
mencionar el aislamiento y la soledad, que se da al sentirse excluido o
rechazado por no cumplir con las expectativas o los estereotipos de un grupo de
referencia, esto genera los sentimientos ya mencionados. Los menores, en
consecuencia, pierden contacto con sus amigos, familiares o comunidades, y se
refugian en las redes sociales como una forma de escape o compensación.
A parte de lo ya expuesto, cabe destacar que las
redes sociales y el mundo virtual, nos abren un espacio donde es fácil
compartir nuestra información en línea, debido a que para poder registrarse a
una red social los usuarios han de facilitar distintos datos personales, donde
se les pide información básica y específica, e incluso a veces información
sobre aspectos sensibles, como por ejemplo, la orientación sexual o ideas
políticas religiosas (Mitjans, 2009). Debido a este intercambio de datos
personales, usualmente son los más jóvenes quienes se encuentran en una
situación de peligro, ya que ellos, además de compartir información personal en
el momento del registro, también lo hacen cuando se comunican con personas
desconocidas en la red virtual, sin ser conscientes del peligro que esto
conlleva. Esta falta de consciencia se debe a que los jóvenes, en su mayoría,
no están correctamente informados acerca de la importancia de proteger su
privacidad al momento de crear un perfil social. Del Reyes et. al. en 2020
comentan que esta difusión e intercambio de información personal puede ser
aprovechada por terceros para hacer un uso indebido de los mismos, como
realizar chantajes al propietario de la información. Además, un estudio
realizado por INTECO (2009) señala que “la libre difusión de información de un
usuario puede vulnerar, entre otros, los derechos de protección del honor, la
intimidad, la propia imagen y los datos de carácter personal” (p.147). Es
decir, que pertenecer a una red social hace que nuestra intimidad personal se
vea expuesta y esta exposición nos coloca en una situación de vulnerabilidad.
Para los jóvenes, la intimidad personal es un factor importante, también el
cómo se muestran en las redes sociales lo es, por esa razón es que no ven la
magnitud de cuanta información están compartiendo en línea, usualmente siguen
tendencias o challenges, comparten información personal en su
perfil social de manera en que se vea estético y usan la red social para tener
un espacio comunicativo con sus seguidores, no ven la magnitud del peligro en
el que se colocan.
Crescenzi et al. (2023) ha expuesto que los
jóvenes hacen pública su ubicación en tiempo real, con bastante regularidad, ya
sea directamente o a través de mensajes o fotos, lo que implica a que se
expongan a distintos ciber riesgos como el grooming, la sextorsión
o el cyberbullying. Por supuesto, el hecho de estar tan expuesto a
estos riesgos en línea repercute en la salud y estabilidad mental de los
jóvenes. Es el caso de una niña de 14 años, quien intentó quitarse la vida dos
veces; el informe realizado por Esteban et. al. (2016) explica que la
motivación fue porque había intercambiado números con un hombre de 31 años, sin
embargo, este hombre no dejaba de mandarle mensajes sugerentes y fotos íntimas,
de igual forma pidiendo a la menor que también comparta fotos “reveladoras”, tanta
fue la presión y amenaza ejercida por el hombre que la menor terminó
accediendo, días después, imágenes íntimas de la menor fueron compartidas en
las redes sociales. La menor contó que luego fue víctima de burla en línea y
también en persona, toda la situación le generó ansiedad, tristeza,
preocupación y deseos de morir. Ser víctima de los diferentes ciber riesgos
genera que los jóvenes pierdan motivación, se sientan aislados y que generen
pensamientos y sentimientos negativos que luego afectan en su bienestar y salud
mental (UNICEF, 2022)
Dentro de la misma línea, se encuentran los delitos
sexuales en línea que también representan una de las amenazas más graves a los
que los jóvenes están expuestos, puesto que la relativa falta de restricciones
y la capacidad de ocultar una verdadera identidad en línea proporciona a los
perpetradores el poder tener un terreno propicio para llevar a cabo sus
acciones. Como es el caso de la sextorsión, uno de los delitos más comunes y
que lamentablemente se encuentra en constante crecimiento. Se define como “una
forma de explotación y chantaje sexual donde una persona es extorsionada por
alguna otra que tiene en su poder imágenes suyas de carácter sexual” (Castillo
Castrillón Abogados, 2022), una actividad donde se aprovecha del estado de
vulnerabilidad de los jóvenes en la era digital debido a su privacidad
expuesta. Las víctimas se ven atrapadas bajo la amenaza constante de que sus
imágenes íntimas sean compartidas sin su consentimiento, sumergiéndose así en
un estado de angustia y temor; además su salud mental se ve afectada de manera
profunda y duradera, donde las víctimas experimentan vergüenza y culpa, y
posteriormente se les dificulta volver a confiar y establecer relaciones
saludables en el futuro.
Por otro lado, si hablamos del grooming,
que según Save The Children (2019) “se trata de un proceso en
el que se produce un vínculo de confianza entre la víctima y el acosador. Este
intenta aislar poco a poco al menor, y lo consigue desprendiéndolo de su red de
apoyo (familiares, profesores, amigos, etc.) y generando un ambiente de
secretismo e intimidad.”. Este proceso, sutil pero manipulador, pone de
manifiesto la astucia de los perpetradores al explotar la vulnerabilidad
emocional de los jóvenes. A medida que la confianza se afianza, el acosador
introduce gradualmente contenido sexual explícito o solicitudes inapropiadas,
creando un entorno en el que la víctima se siente cada vez más atrapada y
coaccionada. De igual manera, las víctimas experimentan sentimientos de
confusión, vergüenza y culpa.
Mantener un uso adecuado de las herramientas
digitales, como las redes sociales, puede llegar a ser retador. Sin embargo, es
importante establecer límites saludables en el uso de la tecnología y fomentar
un equilibrio adecuado entre la vida digital y la vida real, ya que, como ya se
expuso en este ensayo, la manera en que las redes sociales están relacionadas
con la salud de los más jóvenes es de suma preocupación.
Como hemos visto a lo largo de este ensayo, la era
digital ha dado beneficios entorno a la comunicación y a la información en la
sociedad. Pero, por el contrario, también ha afectado, de manera directa en la
salud mental de los jóvenes, tomando en cuenta de que genera dependencia,
adicciones, baja autoestima por estereotipos, y riesgos cibernéticos. En todos
los casos, las consecuencias en la salud mental de los jóvenes son baja
autoestima, vergüenza, soledad y pensamientos negativos. Resaltar que el hecho de
que, cuando los jóvenes generan pensamientos negativos luego estos se
convierten en pensamientos suicidas, pone en evidencia que las redes sociales y
tecnología continúan teniendo un impacto significativo en la salud de los
jóvenes. Como recomendación adicional, es importante que los adultos supervisen
y orienten el uso responsable y crítico de estas herramientas, y que además los
jóvenes se informen sobre los riesgos y beneficios de las redes sociales, que
desarrollen su pensamiento crítico y de autoconocimiento, que busquen apoyo
profesional si lo necesitan. Pero estas recomendaciones son temas a
tocar en otro ensayo.
REFERENCIAS:
Crescenzi, L., Araüna, N. y
Tortajada, I. (2013). Privacy,
self-disclosure and self-image of Spanish
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Cantor-Silva, M. I.,
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https://doi.org/10.15649/2346030X.477
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(2021). Aislamiento social, tecnología y salud mental. Cuba. Multimed, 25(5). http://scielo.sld.cu/pdf/mmed/v25n5/1028-4818-mmed-25-05-e2298.pdf
Castillo Castrillón Abogados. (2022). Sextorsión: ¿Qué es y cuáles son sus
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https://www.savethechildren.es/actualidad/grooming-que-es-como-detectarlo-y-prevenirlo
Maravilloso ensayo, sobre todo informativo. Es importante aprender a trazar una línea que defina los límites de la influencia que la tecnología tiene en nuestras vidas y mucho más cuando la salud mental se ve comprometida.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, es cierto que se debe tomar conciencia acerca de este tema. Que bueno que nuestro ensayo te haya dado la información debida :)
EliminarApreciamos tu análisis al ensayo, Lidia. Sin duda tu opinión logra complementar aún más nuestra intención como equipo con este ensayo. ¡Saludos!
EliminarMe ha encantado el enfoque de este ensayo y la preocupación genuina de los jóvenes por sus pares. ¡Sigan así!
ResponderEliminarMuchas gracias Jane, escribir un ensayo siempre es un reto, sin embargo, seguiremos con este enfoque en el blogg. ¡Espero puedas visitar las otras entradas que ofrecemos!
EliminarGracias Jane, nos alegra que el ensayo sea de tu agrado. ❤️
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ResponderEliminarBuenos días. Sucede que, en estos últimos días, me encuentro redactando un informe para el curso de Realidad Nacional. Resulta que la perspectiva de este ensayo contiene información relevante para mi trabajo. Sin embargo, cuando me dispuse a armar las citas, me encontré con el siguiente problema: no sé quiénes son los autores. Se podría suponer que son todos los que están en la foto y en la hoja de vida de la página. Empero, existen trabajos del presente blog que cuentan con el nombre de un solo autor. En ese sentido, quisiera saber cómo podría hacer para citar su ensayo.
Que importante se hace poner en la mesa el tema de la salud mental cuando se habla de la tecnología y su impacto. Me agradó mucho leer su ensayo y reflexionar sobre nuestro mismo accionar, ya que, desde mi punto de vista, el problema no sería la tecnología sino cómo la usamos. Así mismo, rescato que hayan no solo abordado los efectos negativos, sino que hayan reconocido el beneficio de la comunicación, es un punto a su favor. Sigan publicando información como esta, los felicito por tan buen ensayo.
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